15 julio, 2017

The Ides of March: El que no corre, vuela.


El detrás de escena de las elecciones norteamericanas, o mejor dicho, de los sufragios preliminares para elegir a uno de los candidatos finales que llegará al final de la carrera para poder luchar por su lugar en la casa blanca. The Ides of March es una película que más allá de estar ambientada en un ecosistema político muy particular pueden ser disfrutada por quien la vea, sin importar su nacionalidad.

*A partir de aquí puede que haya algún que otro spoiler leve sobre la película*

Al fin y al cabo, con un poco más de esto y menos de aquello, la trastienda política en su esencia me imagino que no debe variar mucho, ya sea por estos lados en Sudamérica o en Europa inclusive. Quizás no en una primera instancia, pero una vez inmerso ya en ese mundo es muy difícil decir que no a las presiones y tentaciones.


En un film que para hacer una denuncia sobre las turbias de esas aguas apela a los extremos, George Clooney encarna al candidato moralmente perfecto que toda sociedad quiere. Quienes presten atención a sus discursos podrán apreciar la utopía que hay detrás de sus palabras y de sus propuestas.

Por esa misma razón nadie ha de culpar a Stephen Meyers quien, como bien lo dejan en claro durante los primeros minutos de la película, "se ha tragado el cuento". No obstante con el desarrollo de los acontecimientos futuros enfrentaría una realidad que supuestamente él ya debería conocer y que ponen a prueba su integridad, no sólo como profesional, sino también como persona.


Y me refiero a su caso particularmente porque es nuestro protagonista, y el héroe de la historia, nuestro caballero de capa blanca que aún conserva la esperanza en un ambiente donde la traición y el juego sucio e inmoral son moneda corriente. El gobernador Morris eventualmente también tendrá frente a sí mismo, y en más de una ocasión, la oportunidad de hacer valer su entereza y la fuerza de sus convicciones.

The Ides of March no intenta ser una película reveladora y mucho menos dejar una moraleja explícita, a pesar de que en un principio uno esperaría ese tipo de mensaje hacia el final de la cinta. En una historia en la que no hay personajes perfectos, donde si bien se juega con los extremos, uno comprende que la realidad se maneja en la delicada zona gris (tirando más hacia el negro que hacia el blanco).



Ayuda mucho para el tipo de narrativa que se propone las actuaciones del reparto, y no solo la dupla protagonista (Gosling y Clooney), sino que tenemos a Philip Seymour Hoffman y a Evan Rachel Wood, cuyas interpretaciones no tienen desperdicio en sus roles secundarios.

Una película que más allá de todo lo que nos muestra, se luce en su conclusión, con el discurso en off de Clooney y la eterna mirada de Ryan Gosling al escuchar la primera pregunta de su entrevista, una que evocaría a rememorar por una última vez lo presenciado en The Ides of March.



No hay comentarios:

Publicar un comentario