26 julio, 2017

La La Land: Una experiencia interesante.


Tarde o temprano le iba a llegar el turno para ser vista. Es casi imposible ignorar esta película dirigida y escrita por Damien Chazelle, principalmente por toda la repercusión que generó y provocó en su camino hacia los Oscars. Arrasando con cualquier festival y ceremonia que se pusiera en medio, llegó como la gran favorita y ser el centro de escena, para finalmente llevarse sólo la mitad de estatuillas para las que había sido nominada.

*A partir de aquí puede que haya algún que otro spoiler leve sobre la película*

No obstante, a pesar de aquella performance casi para el olvido, La La Land es una película muy bonita, totalmente recomendable para aquellos que nunca han visto una producción musical y tienen ganas de incursionar en la temática. Les aviso que no la llenaré de halagos como: "La mejor película de la historia" (como he leído por ahí), o "una obra maestra" (tan solo porque es distinta a lo que hoy en día se ve en pantalla).

No recuerdo en donde fue, pero en un musical
antiguo había un trabajo muy similar...

Y de esta parte ni hablar, pero sólo son un ejemplo
de las líneas que siguen a continuación.

La verdad es que la considero más un homenaje a las películas antiguas del género que una producción netamente original. No soy un conocedor a fondo de los musicales, lo admito, pero días atrás mientras revisaba la sincronización de unos subtítulos tuve la oportunidad de ver un pantallazo rápido de Singin' In The Rain, y sinceramente aquella estaba a otro nivel.

Sí reconozco el impacto visual que tiene La La Land apenas comienza, con la puesta en escena de un número musical en el que no participan los protagonistas, y que promete en materia del género mucho más de lo que brindaría. Porque las canciones y bailes prácticamente se acaban desde la escena en que Mia y Sebastian congenian bajo la luz de las estrellas, recién pasando la media hora del film.

La mejor parte de la película en cuanto
a lo musical, siendo el único momento
que la pareja comparte cantando y bailando.

La escena del cine fue bárbara,
no sabían donde meterse.

Claro, después también hubo algún que otro momento de baile y canto, pero fueron tan efímeros que se podría considerar que el resto de la película se desenvolvió de manera convencional a la hora de desarrollar su trama: una típica historia de amor, pero no entre un hombre y una mujer, sino entre los protagonistas con sus correspondientes sueños.

El argumento que nos propone esta vez Chazelle, como podrán deducir no es la gran cosa, es bastante simple. Pero ahí radica uno de los logros de su obra ya que, a dónde se quiere llegar o qué hace la pareja principal para cumplir sus metas individuales, no es lo que importa ni lo que cobra relevancia, sino el cómo se cuenta la historia.

Kit Harington le ponía más carisma
a sus audiciones.

Un poco de baile por aquí, a veces con coreografías grupales, otras en dúo o en solitario inclusive, con canciones por otro lado, y ante la ausencia de aquello nunca está de más la presencia de una banda de sonido influenciada por el jazz, para que no nos olvidemos que estamos viendo una producción del mismo director que nos regaló Whiplash años atrás.

La La Land a fin de cuentas, como bien indica el título de la entrada, resulta ser una experiencia interesante y muy grata. No sería de extrañar, para nada, que también se convierta en una obra que seguramente guiará a todo un público medianamente joven a redescubrir un género que tuvo su época de gloria décadas atrás.

Y pensar que la primera película en la que vi
a Ryan Gosling fue en Drive.

Emma Stone ♥
Sí que se lució durante toda la película.


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